Era el año 2013. Habían pasado dos años desde la última película relacionada con el universo de los mutantes de 20th Century Fox, la empresa que, en ese momento, y hasta la compra por parte de Disney en 2018, mantenía los derechos cinematográficos de los personajes de Marvel Comics centrados en el superequipo de X-Men. En esta ocasión, y un año después del estreno de Los Vengadores, la cinta coral y primer gran crossover de los héroes más poderosos de la Tierra de Marvel Studios, llegaría a los cines de todo el mundo la sexta entrega de los mutantes, sirviendo como plato entrante a lo que estaba por venir al año siguiente. Se estrenó entonces Lobezno Inmortal, la secuela del mutante con garras de adamantium más famoso de los cómics. Pero, ¿sería una mejor película que la primera entrega en solitario del personaje, o sería un desastre al igual que su antecesora?
Es aquí cuando los espectadores se adentraron a contemplar el siguiente paso en el rompecabezas de la franquicia mutante. Para esta entrega no volvería el anterior director; en su lugar, el encargado de dirigir la cinta sería James Mangold, quien hasta entonces había pasado bastante desapercibido en Hollywood. Sentando las bases de la historia en Japón y con Lobezno perdiendo su factor curativo, este director se adentraría en la trilogía de este famoso personaje.
La historia principal, a cargo de
Mark Bomback y Scott Frank, adapta los acontecimientos vistos en
el cómic Lobezno: Honor, la primera historia en solitario de Logan en
las viñetas, guionizada por Chris Claremont (el patriarca mutante)
y dibujada por el aclamado Frank Miller. Aquí, Lobezno viaja al
país nipón y tiene que enfrentarse a poderosos enemigos para poder salir airoso
y volver a su vida previa. James Mangold no solo presenta una adaptación
más o menos libre de esto, sino que además le da ciertos elementos propios,
como quitarle el factor curativo al personaje, dándole más peso a la mortalidad
del protagonista para que los espectadores empaticen con él, a la vez que
genera un conflicto interesante consigo mismo, pues Lobezno nunca había
estado tan cerca de la muerte. Huelga decir que, si bien la historia no es la
mejor de toda la saga, sí consigue crear una atmósfera exquisita en el país del
sol naciente, además de plantear tramas interesantes durante los dos primeros
actos de la cinta. Toda la excelente realización en estos actos, junto con
escenas increíbles como la del funeral, la del tren bala o el resurgir del
factor curativo del personaje, son sublimes y denotan todo el potencial de Mangold
de cara a la próxima entrega que dirigiría. No obstante, el tercer acto de la
cinta baja la calidad total de la película debido a que lo planteado al inicio
se disuelve en un final genérico de blockbuster de acción, perdiendo los
elementos que hacían interesante a la historia en un inicio.
Con respecto a los personajes,
hay que destacar una vez más el increíble trabajo que realiza Hugh Jackman
como el protagonista Logan/Lobezno, pues ya para ese punto se había
establecido como el único capaz de interpretarlo y había hecho su versión
imprescindible en las entregas cinematográficas de los mutantes de Marvel.
Además, en cada película se siente más cómodo, y los matices de haber perdido
el factor curativo sientan precedente de cara a su actuación en próximas cintas
donde aparecería el personaje. En cuanto al resto, no se puede decir lo mismo,
pues el espectador se encuentra con interpretaciones correctas en la mayoría de
los casos, que sirven más para acompañar el gran peso que tiene Hugh en
pantalla, pero que de ninguna forma se consiguen igualar. Por otro lado, hay
que señalar que en este apartado la que sin lugar a dudas sale más perjudicada
es la actriz Svetlana Khodchenkova, quien interpreta a Víbora,
una villana cliché y nada carismática.
En cuanto a los efectos
especiales y secuencias de acción, hay que dar el visto bueno. En esta ocasión
se logra presentar un buen CGI que, sin ser sobresaliente y notándose en alguna
que otra escena (algo ínfimo), consigue ser muchísimo mejor que el de la
primera película de Lobezno. Además, las secuencias de acción son deslumbrantes
en la mayoría de los casos, teniendo momentos que a día de hoy siguen siendo
recordados por los fanáticos de este universo de películas (como las escenas
mencionadas hace unos párrafos).
Con respecto a la banda sonora,
hay que aplaudir nuevamente, pues el trabajo presentado por Marco Beltrami
es sin duda de lo mejor del filme, teniendo temas característicos y muy
reconocibles que incluso a día de hoy se perciben en el colectivo como parte de
una película del mutante de garras de adamantium. Además, hay temas que
ensalzan la epicidad de los momentos que así lo requieren, al igual que sirven
para aumentar la tensión del espectador en algunas escenas.
En conclusión, Lobezno
Inmortal es una buena película que sienta las bases para el cierre de la
trilogía. Presentando una correcta historia con elementos interesantes a tratar
en los dos primeros actos de la misma, crea una atmósfera increíble que saca al
personaje de su zona de confort, consiguiendo además una increíble
interpretación de Hugh Jackman, quien cada vez se siente más cómodo en
el papel. Del mismo modo, el resto del elenco, a excepción de la villana de la
cinta, lo acompaña correctamente en este viaje, que junto con buenos efectos
especiales y unas escenas de acción bastante creativas, además de una muy buena
banda sonora, posicionan a esta entrega como un mejor producto que la primera
película en solitario de Lobezno.
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