Era el año 2014. Habían pasado 14
años desde el comienzo de la franquicia de X-Men en el cine de la mano
de 20th Century Fox, la empresa que, desde el año 2000, llevaba
produciendo sin parar películas de los mutantes más famosos de Marvel Comics,
incluso mucho antes del comienzo del Universo Cinematográfico de Marvel (también
conocido por algunos como UCM o MCU). Es por eso que, tras más de
una década produciendo películas de este grupo de personajes tan famosos de
"La Casa de las Ideas" y cuatro años antes del culmen de Los
Vengadores en la gran pantalla con Infinity War y posteriormente Endgame,
Fox se adelantaría a estos, creando lo que sería para aquellos fans que
comenzaron a disfrutar de los X-Men a principios de siglo, el crossover
y cierre de una etapa de largometrajes más ambicioso de superhéroes hasta aquel
entonces. En esta ocasión, Bryan Singer, el director que dio forma a la
saga, volvería a la franquicia para dirigir una película que juntaría al elenco
de la trilogía original, así como al de la precuela de 2011, no solo para
intentar acabar con los errores de continuidad, sino para dar un cierre digno a
la historia que los espectadores conocían hasta ese momento, además de
reenfocar la saga en una nueva dirección mediante la creación de nuevas
películas precuelas que, tras este filme, estarían ubicadas en una nueva
continuidad. Mutantes del pasado y del futuro se unirían en una épica batalla
en la que no se buscaba ni la fama ni acabar con ningún villano que quisiera
conseguir la destrucción mundial, sino más bien la supervivencia de la especie
mutante debido a su casi extinción por culpa de los humanos. Es entonces con
esta premisa con la que se vendía el largometraje, pero, ¿sería verdaderamente
esta película un punto y aparte en la saga, culminando con 14 años de historias
o más bien sería el final de una franquicia que mostraba signos de fatiga?
Los espectadores que asistieron a
ver la cinta en cines de todo el mundo se llevaron una gran sorpresa, pues no
solo se encontraron con un producto que cumplía casi todo lo que prometía, sino
que además lo hacía de manera sobresaliente, gracias a la vuelta del director
de las dos películas originales, Bryan Singer.
La historia principal comienza en
el para aquel entonces futuro cercano (2023), donde los mutantes cada vez eran
menos debido al genocidio que se estaba produciendo por parte de los humanos.
La trama está basada íntegramente en el cómic homónimo de dos números (141 y
142, con fecha de publicación de enero-febrero de 1981), guionizado por "El
Patriarca Mutante" y dibujado por John Byrne en la colección mensual
de "Uncanny X-Men". Aquí, tanto en la historieta como en la
película, un mutante tiene que viajar al pasado para impedir un asesinato que
provocaría que los mutantes empezaran a ser apresados y asesinados tras la
aprobación del programa Centinela y la creación de una ley antimutantes.
No obstante, hay diferencias significativas entre ambas historias, pues la
persona asesinada en el cómic es el senador Robert Kelly, mientras que
en la cinta es Bolivar Trask, el creador de los Centinelas, unos
robots muy avanzados que son capaces de detectar y eliminar al Homo superior.
Del mismo modo, y debido a la popularidad de Lobezno en la franquicia
cinematográfica, sería este y no Kitty Pryde quien viajara al pasado
para impedir el asesinato. Como curiosidad, hay que mencionar que, obviamente,
las fechas en las que se ubican tanto el cómic como el filme son diferentes. No
obstante, el año al que viaja Kitty Pryde en la historia original es
2013, año en el que se produjo la película para estrenarse en 2014.
Toda la historia es una maravilla
a nivel narrativo, pues no solo consigue ser un culmen perfecto para todas las
cintas producidas anteriormente, sino que tanto el ritmo como el desarrollo de
personajes, así como la interconexión de tramas secundarias y de películas
previas que no se sentían muy conectadas, es increíble. No obstante, no todo es
perfecto, pues hay nuevamente errores en la continuidad, así como de guion,
pero incluso pese a eso, en líneas generales el producto narrativo presentado
es digno de aplauso, consiguiéndose una película con claras inspiraciones en Terminator
2: El juicio final (1991), que rebosa de personalidad y maestría
gracias a una historia interesante y muy bien contada. Además, hay escenas
impresionantes como las del inicio en el futuro, la conversación con Logan
y Charles en el pasado y todo el tercer acto.
Con respecto a los personajes, hay que destacar una vez más el increíble trabajo que realiza Hugh Jackman como el protagonista Logan/Lobezno, pues una vez más demuestra que es la cara de la franquicia, ya que es uno de los motores principales de la trama y que, a su vez, está bien justificado el porqué es el elegido para viajar en el tiempo. Además, en esta ocasión, y al tener al elenco tanto de la precuela de 2011 como de la trilogía original, el cast de esta película es perfectamente el mejor de toda la saga de X-Men en el cine, debido a que presenta interpretaciones magistrales de Ian McKellen (Magneto) y Patrick Stewart (Profesor X) como las versiones envejecidas de Michael Fassbender y James McAvoy, quienes son unas contrapartes que poco o nada tienen que envidiar a los primeros. Del mismo modo, no solo estos cinco actores se roban toda la película, sino que las apariciones de otros actores y actrices de tanto la trilogía original como de la cinta de 2011, producen un crossover que no volvería a verse hasta la película Infinity War en 2018, siendo el filme de X-Men la antecesora de esta. A su vez, la participación del gran actor Peter Dinklage (Juego de Tronos) como Bolivar Trask y el regreso de Jennifer Lawrence como Mística crean con todo lo mencionado el coctel perfecto a nivel de casting, siendo uno de los puntos más fuertes de esta entrega.
En cuanto a los efectos
especiales y secuencias de acción, hay que aplaudir al respecto. En esta
ocasión se vuelve a las cuotas de genialidad de anteriores entregas, teniendo
secuencias que quitan el hipo y donde no se notan los efectos visuales en
prácticamente ningún momento. Esto sucede también en las secuencias de acción,
donde la maestría y experiencia del director sobresalen al crear batallas muy
imaginativas y que generan gran tensión en el espectador. No obstante, el
maquillaje sufre un empeoramiento con respecto a otras películas, siendo
evidente en el caso del personaje interpretado por Nicholas Hoult (Hank
McCoy/Bestia).
Con respecto a la banda sonora,
nuevamente regresa John Ottman a la franquicia, lo que solo consigue
mejorar lo ya creado en la entrega previa donde participó. Aquí la melodía
acompaña a las mil maravillas a cada escena, siendo una, sino la mejor de todas
las bandas sonoras de la saga, teniendo temas espectaculares, además de
conseguir refinar el tema principal y que a partir de aquí sería el símbolo
sonoro de la saga.
En conclusión, X-Men: Días
del Futuro Pasado no solo es una buena película, sino que es un
excelente y soberbio largometraje del grupo más famoso de mutantes de Marvel.
Presentando una historia magistral, con el mejor elenco que ha tenido toda la
franquicia, además de un increíble uso de los efectos especiales, que son
acompañados por grandes secuencias de acción y una banda sonora extraordinaria,
se logra crear la que sin duda y hasta la fecha en la que se escribe esta
crítica, es la mejor película de X-Men.
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