Era el año 2016. Habían pasado 3
meses desde la última película de la franquicia de X-Men de 20th
Century Fox, la cual contaba la historia de origen del conocido "Mercenario
bocazas" y cuya relación era prácticamente nula con filmes anteriores.
La producción cinematográfica que vino después no era otra que X-Men:
Apocalipsis, cinta que se clasificaba como la tercera parte de las
precuelas que estaban conformando la nueva etapa de largometrajes de los
mutantes más famosos de Marvel. Siendo secuela directa de X-Men:
Días del Futuro Pasado y con una nueva línea de tiempo donde explorar
historias que no se habían contado todavía en salas de cine, el siguiente paso
era presentar al temible villano Apocalipsis, el primer mutante de todos
y cuyo deseo de dominación mundial es una de sus principales motivaciones para
existir. Volviendo a dirigir nuevamente Bryan Singer, ¿sería esta
entrega una digna continuación de las anteriores o, por el contrario, sería el
primer y último fracaso del director en la franquicia?
La historia principal (guionizada
por Simon Kinberg) narra cómo el mutante conocido como En Sabah Nur
(Apocalipsis) era venerado en el antiguo Egipto gracias a su poder, el cual
le permitía gobernar. Tras pasar su conciencia al cuerpo de otro mutante con
poderes de regeneración para así evitar su muerte, un grupo de insurgentes
intentó acabar con su reinado sepultándolo bajo una pirámide. No obstante, y
pese a que el villano queda en coma durante varios siglos, acaba despertando en
los años 80. Es aquí cuando comienza la historia para los héroes, pues además
de presentar al grupo de nuevos y jóvenes X-Men (quienes formarían parte
principal del equipo en la trilogía original), el villano descubre que está en
un nuevo siglo, por lo que pretende llevar a cabo la conquista del mundo, subyugando
a mutantes y humanos para establecer su mandato. Para ello, y tras reclutar a
sus 4 jinetes del Apocalipsis, necesita transferir su mente al cuerpo de
Charles Xavier para así adquirir su poder telepático.
En esta ocasión, la maestría a nivel
narrativo a la que se había acostumbrado al espectador en las últimas entregas
desaparece por completo, pues no solo la historia carece de sentido por todos
lados, sino que también presenta serios problemas de coherencia debido a la
alta cantidad de agujeros de guion presentes durante toda la trama. Además, se
fuerzan situaciones para que personajes que habían presentado una evolución,
como Magneto, vuelvan a su status quo previo, ejerciendo nuevamente como
villano, algo repetitivo después de tantas ocasiones en películas previas.
Asimismo, el ritmo de la historia se hace bastante pesado e insoportable, con
demasiados personajes estáticos y sin interés debido a su mala construcción.
Esto, sumado a una duración superior a las 2 horas, hace que la cinta sea un
suplicio en su visionado. No obstante, hay destellos de maestría de cintas
anteriores, como la escena de "Sweet Dreams" o la del escape
de las instalaciones de "Arma-X", que son los dos momentos
donde hay atisbos de la grandeza del pasado de la franquicia.
Los personajes, siguiendo la
estela de lo mencionado, son bastante cuestionables en la mayoría de los casos.
Si bien es verdad que algunos sobresalen, en líneas generales y pese a que los
actores y actrices hacen todo lo posible por salvar la película, la falta de
carisma y personalidad de los mismos, además de su poco tiempo en pantalla por
un exceso de personajes, produce que ni aun queriendo, consigan mejorar el
filme. En este apartado, hay que destacar a Michael Fassbender (Magneto),
James McAvoy (Profesor X) y Evan Peters (Mercurio), quienes hacen
excelentes trabajos a nivel interpretativo, además de una correcta
interpretación de Sophie Turner (Jean Grey) y un cameo excelente del
siempre amado Hugh Jackman (Lobezno). No obstante, el resto de personajes
no importan lo más mínimo, siendo el peor de todos, el personaje antagónico
interpretado por Oscar Isaac (Apocalipsis), quien pese a ser un
excelente actor, aquí no brilla en lo más mínimo, entregando una interpretación
que, sin ser mala, no es creíble debido a la mala caracterización y
presentación del villano.
En cuanto a los efectos
especiales y secuencias de acción, hay que dar un punto neutro, pues hay
escenas donde los efectos generados por ordenador mantienen la esencia y
frescura de cintas anteriores, con secuencias impresionantes. No obstante, hay
otras donde el CGI (imágenes generadas por ordenador) destaca demasiado,
entregando un producto mediocre en escenas de acción bastante deficientes que
no generan interés en la audiencia. Esto, sumado a un pobre trabajo en
maquillaje, hace que en muchos momentos se vea todo demasiado inverosímil.
Referente a la banda sonora,
nuevamente regresa John Ottman a la franquicia, entregando una vez más
un trabajo excepcional que sigue la línea de lo creado en películas anteriores
donde participó.
En conclusión, X-Men:
Apocalipsis es una muy mala película, pues no solo tiene una historia
horrible, aburrida y llena de sin sentidos, sino que los personajes en su
mayoría son bastante deficientes al no tener carisma ni personalidad. Además, y
pese a tener una excelente banda sonora, los efectos especiales y secuencias de
acción no destacan todo lo que deberían, teniendo desde momentos vergonzosos
hasta otros muy buenos, quedando así el producto final como uno de los menos
recordados de la franquicia.
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